Capítulo VII

Madre Coraje, en la culminación de su ca­rrera mercantil. La acción en la carretera. El CAPELLÁN, MADRE CORAJE y su hija CATALINA arrastran la carreta, de la que cuelgan nuevas mercancías. Madre Co­raje ostenta un collar con monedas de plata.

Madre Coraje. Decid lo que queráis: para mí no hay como la guerra. Dicen que extermina a los débiles; pero ésos también perecen en la paz. Y en cambio la guerra da mejor pan a su gente. (Canta):

Si no te alcanzan, pues, las

fuerzas,

cuando hay botín tú no estarás.

Sólo negocios son las guerras:

se vende plomo en vez de pan.

¿Y qué se gana con ser sedentario?

Los sedentarios son los primeros que

caen.

Más de uno ansió más de una

cosa

que para más de uno no hay:

creyó cavar su cueva y, ¡ay!,

de puro astuto abrió su fosa.

Más de uno vi andar jadeando,

corriendo en pos de su quietud.

Quizá se diga en el ataúd:

¿Por qué habré corrido tanto?

(Prosiguen su marcha).